Siempre he tenido un problema con el término “Gamer”. Más que nada porque es un término único y extraño desde el principio.
¿Cómo llamas a las personas que ven películas, escuchan música o leen libros? No existen etiquetas para estos casos, a menos que se trate de un gusto que define su forma de comportarse y su disfrute del mismo como aficionado, gente que básicamente se inyecta su medio a la vena: Cinéfilo, melómano o audiófilo, ratón de biblioteca o bibliófilo, etc. En cambio, a cualquiera persona que juega videojuegos con relativa frecuencia, o reconoce hacerlo, son etiquetados socialmente bajo la palabra “Gamer”.
No existe un término similar a este en cualquier otro medio masivo. Principalmente esto se debe a que los videojuegos no son socialmente aceptados por todos. A toda la gente le gusta la música. Toda la gente disfruta ver una película, o una serie, o leer un libro. Hay gente a la cual no le gustan los videojuegos, o directamente no los juegan. Pero el término no nace para distinguir a la gente que juega juegos de aquellos que no.
¿Por qué se aplica esta etiqueta a cualquier persona que juega videojuegos, independiente de otros gustos o aficiones? De esta forma, el término es vago y con poco significado, a menos que se utilice como generalización del estereotipo que rodea a la cultura “videojueguil”.
Y aquí es donde la cosa empieza a ponerse fea.